4 mar 2010

Blanco & Negro


Lo bueno de estar en Japón, comiendo Sashimi, viendo a las geishas, es que el ruido de las balas disparadas en La Paz, no se oyen.

Algunos dicen que se vende más abulón en el puesto de mariscos del Puppo que Narciso en la Tierra del Sol Naciente.


Con Ariel Castro en la presidencia de la Coordinación Política en el Congreso, César Uzcanga tiene a su más fiel servidor.

Cuentan que Luis Armando Díaz está sometido a un tratamiento de la tiroides, para “estar a la altura” de sus sueños.

Mientras Narciso y Rosa Delia cantan en dueto “la paz que reina en La Paz, se siguen oyendo balazos y muriendo gente”.

Lo que pasa es que, “gracias al blindaje” por todos lados de esta capital nomas se oye el ¡pas! ¡pas! ¡pas! En lugar de ¡bang! ¡bang! ¡bang!

Porque resulta, dijo la mitotera, que el blindaje es de organdí, seda, manta, terciopelo y lentejuelas, que no detienen las balas.

Antes se decía que si algo grave ocurría en La Paz, nos íbamos a Todos Santos. Ahora tendríamos que irnos a Isla Cedros e Isla Cerralvo.

Porque ni modo de irnos al Mogote, pues ya lo vendió Leonel. Y no podemos irnos a Bahía Magdalena porque ya la anda vendiendo Narciso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dicen que a raíz de la detención del Teo y del "Muletas" Narciso fue a Japón a pactar con la mafia japonesa, los Yakuza.