Pues el pleito entre Calderón y el sindicato electricista del DF, provoco un shock en los destos del líder sindical y, como aquí dijimos, hubo rayos y centellas.
A ver, a ver. ¿Justifica los 20 millones para dos tristes leones viejos, una zorra y unas cuantas víboras, los 20 millones al zoológico de Santiago?
Volvió a la vida Pepe Gajón. Ahí viene ya el ciclón Patricia. Anda haciendo rounds de sombra para darse un “tirito”.
Graciela, la hermanita del procurador, será, no lo dude, la próxima magistrada del Tribunal Superior de Justicia.
A Nacho Bello Sosa lo refundieron debajo de las escaleras. Le quitaron, primero, la oficina presidencial y luego lo corrieron de una oficina más modesta.
El Ñoño Manríquez no puede decirle a Víctor Octavio “te mande una carta y no me contestaste”. El colega le respondió hasta lo que no.
Luis Armando Díaz estaba inconsolable. En futbol, México le gano a el Salvador. Lloro tanto que estuvo a punto de ahogarse en el charco de su llanto.
Parecía una hormiguita en una cuchara con agua. Así de chaparrito, menudito y bajito, estuvo a punto de zozobrar en ese caudal líquido.
Andan buscando quien le levante la mollera a Ricardo Barroso. Se le cayó cuando le sacaron, de golpe, el chupón y la mamila.
A ver, a ver. ¿Justifica los 20 millones para dos tristes leones viejos, una zorra y unas cuantas víboras, los 20 millones al zoológico de Santiago?
Volvió a la vida Pepe Gajón. Ahí viene ya el ciclón Patricia. Anda haciendo rounds de sombra para darse un “tirito”.
Graciela, la hermanita del procurador, será, no lo dude, la próxima magistrada del Tribunal Superior de Justicia.
A Nacho Bello Sosa lo refundieron debajo de las escaleras. Le quitaron, primero, la oficina presidencial y luego lo corrieron de una oficina más modesta.
El Ñoño Manríquez no puede decirle a Víctor Octavio “te mande una carta y no me contestaste”. El colega le respondió hasta lo que no.
Luis Armando Díaz estaba inconsolable. En futbol, México le gano a el Salvador. Lloro tanto que estuvo a punto de ahogarse en el charco de su llanto.
Parecía una hormiguita en una cuchara con agua. Así de chaparrito, menudito y bajito, estuvo a punto de zozobrar en ese caudal líquido.
Andan buscando quien le levante la mollera a Ricardo Barroso. Se le cayó cuando le sacaron, de golpe, el chupón y la mamila.
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