Narciso y su Laberinto…
Debe ser muy inquietante y complejo para un gobernador pensar y decidir quién debe ser su sucesor. Inquietante, porque ante todo un hombre que ha ejercido el poder busca lealtad absoluta y esa no existe y busca también protección personal y familiar en quien le sustituya y eso a veces no se logra porque el poder, cuando se ejerce, tiene otras interpretaciones. Es complejo además, porque nada es más indescifrable que lo que guarda la condición humana. Y nadie saca su verdadero rostro y sus motivaciones personales hasta que no le ponen una constitución en la mano para jurar su lealtad a la ley y hasta que se toma la protesta correspondiente es cuando se conoce la dimensión exacta que tiene quien llega a una responsabilidad de poder. Por ello la elección del sucesor se convierte en un verdadero laberinto por que no se sabe a ciencia cierta a quien entregarle el bastón de mando. Ya que como decía un expresidente de México, el poder en este país no lo gana nadie, se hereda. Narciso Agúndez debe estar cavilando seriamente esta situación y la razón es más profunda y de fondo, es ante todo histórica. Porque el juicio de la historia también marca a los hombres que han sido gobernadores. Y en este estado, la historia ya emitió su juicio hace apenas 4 décadas cuando los sudcalifornianos levantaron la bandera para tener un gobernador nativo y con arraigo. En su momento, Hugo Cervantes del Río leyó con la sensibilidad que le caracterizaba esta demanda popular y abrió la ocasión ante el presidente Luís Echeverría para que un nativo como Félix Agramont Cota fuera el primer gobernante sudcaliforniano. No era su candidato, es más, se conocían de apenas un saludo, pero Agramont cumplía el requisito de ser nativo y había que darle respuesta a ese reclamo. El juicio de la historia es favorable para ambos y los sudcalifornianos lograron una lucha que hasta hoy marca un código de honor que no ha sido roto. ¿Tomará en cuenta estos hechos de la historia el gobernador Narciso Agúndez? ¿O será el primer gobernante en promover y elegir un candidato en su partido ajeno a los sudcalifornianos? En él y sólo en él, está la solución al dilema. Tiene por lo pronto dos alternativas ante sí: Marcos Covarrubias el candidato más sólido al que apoyan la mayoría de los perredistas y no perredistas sudcalifornianos. O Luis Armando Díaz el candidato que apoyan los interés a su alrededor.
Los enroques y las frágiles lealtades
Por lo pronto, los cambios y enroques de fin de sexenio están diseñados para cubrir y proteger a quien parece ser el precandidato oficial y representante del grupo Los Cabos. Y llevan una sola intención ya que son ante todo: un amarre de filas y el pago en especie para que aquellos que tienen el signo del rompimiento con todo aquello que huela o suene cercano a Leonel Cota Montaño. Lo mismo Alfredo Porras que Rogelio Martínez que se incorporan ahora al gabinete agundista, como Victor Guluarte y Rodimiro Amaya a los que se les ofrecieron futuras candidaturas a algún cargo de elección popular, tienen ese mismo distintivo. Pero el objetivo central será impulsar al personaje arribista más oscuro, gris y cuestionado de este sexenio: Luis Armando Díaz. ¿Serán las encuestas las que verdaderamente decidan el PRD? Esto lo vamos a ver muy pronto con las siguientes jugadas y decisiones. De entrada, no terminamos de salir del asombro por que cuando parecía que ya habíamos visto todo en este sexenio, nos enseñan algo más como para no perder la capacidad de sorpresa. Quien lo pensaría que los adversarios de ayer serían los empleados del mañana. Este es el caso de Alfredo Porras Domínguez con su llegada a la Secretaría General de Gobierno. Mire usted lo que es la ambición por el poder: dijo que quería ser gobernador y terminó siendo director del Cobach. Y le juró amor eterno a su compadre Leonel Cota Montaño y ahora será el encargado de frenar su intención de que sea Leonel el que nombre o influya en la elección del candidato perredista a gobernador de la entidad. Pobre Porras, no sabe que va dejando en el camino el escaso prestigio personal que tenía. Pero como todo buen político sin más límite para perder el decoro, lo mismo cambia de piel que de lealtades. A ver cuanto le dura su lealtad con Narciso.
Narciso y su historia…
Cuando el gobernador Narciso Agúndez quiso ser candidato a gobernador empezó a ganarse la simpatía y la confianza de su principal impulsor y padrino Leonel Cota. Hizo todo tipo de actos y maniobras para convencer al entonces gobernador del estado, que por trabajo como alcalde y por su condición familiar, él era no sólo un cabeño distinguido, sino también un sudcaliforniano nativo que representaba la opción más confiable para la continuidad del proyecto. En este proceso, fueron sus alfiles incondicionales de la tarea los hermanos incómodos de aquel sexenio: Don Juventino y Doña Rosa Delia. Pobres ilusos. Todavía no iniciaba el primer tramo del gobierno cuando se dieron cuenta que no habría lealtad mayor al proyecto de 18 años que Leonel había anunciado para el clan Cota Montaño. A medio sexenio y en cuanto la estrella de Leonel comenzó a apagarse, supieron los verdaderos alcances del sucesor que habían designado. No sólo le mandó un claro mensaje a quien era la cabeza familiar de que ahora mandaba otro en el estado, sino que congeló al otrora poderoso asesor. Y se inició una verdadera guerra con la recién electa alcaldesa de La Paz. A partir de entonces nada ha sido igual entre Narciso y Leonel. Para colmo de los males, en los últimos meses, los Cota Montaño recibieron el mensaje claro de que las posibilidades de Rosa Delia para ser la sucesora del primo, estaban canceladas. El argumento dado fue que no prendía su candidatura y que no figuraba en las encuestas estatales. En el fondo, se estaba tejiendo algo más fino: armar una candidatura de unidad con algún miembro del grupo Los Cabos a la cabeza. El proyecto inicialmente tenía como beneficiario a Nabor García (qepd) pero los cercanos a Narciso comenzaron a trabajar la candidatura de quien fue su sucesor en la alcaldía cabeña. La razón fue muy simple: nadie como Luis Armando para arreglar lo deshecho y para tapar lo ocultable. Había ya dado muestras palpables de ello y nada mejor que otro hermano, para ser nuevamente la mejor garantía del nuevo precandidato. Antonio Agúndez pasó a ser de funcionario menor del ayuntamiento cabeño al verdadero protector y aval para que Luís Armando Díaz sea convierta en el candidato a gobernador de su hermano Narciso. El pago por esta tarea, sí adivinó usted, una alcaldía pero ahora la productiva presidencia Municipal de Los Cabos.
Salvo que desde luego, en un acto de congruencia y sensatez Narciso Agúndez decida apoyar a quien puede ser su mejor proyecto persona que es el joven Covarrubias. Y le voy a explicar porqué: Marcos Covarrubias ha sido el presidente de los agricultores de la Asociación Agricola quien se la jugó y apoyo a Narciso en su lucha contra Rodimiro Amaya para que ganará la gubernatura. Fue además el Alcalde que más obras inauguró con la presencia de Narciso como gobernador y el que mejor resultados le dio a pesar de las limitaciones económicas que ha tenido de siempre el ayuntamiento de Comondú. Y Ahora al impulsarlo como candidato a diputado federal fue el que le levantó y salvó la elección intermedia y el que más votos cosechó como apoyo de su gobierno y es ahora el legislador, que más beneficios le ha dado en la gestión de recursos federales. Si Narciso quiere ser un gobernador que trascienda más allá de su tiempo, no debe equivocarse en su decisión y quizás lo más importante no debe agraviar a una sociedad que le ha dado todo y deberá recordar que el pueblo da, pero también el pueblo quita.
Debe ser muy inquietante y complejo para un gobernador pensar y decidir quién debe ser su sucesor. Inquietante, porque ante todo un hombre que ha ejercido el poder busca lealtad absoluta y esa no existe y busca también protección personal y familiar en quien le sustituya y eso a veces no se logra porque el poder, cuando se ejerce, tiene otras interpretaciones. Es complejo además, porque nada es más indescifrable que lo que guarda la condición humana. Y nadie saca su verdadero rostro y sus motivaciones personales hasta que no le ponen una constitución en la mano para jurar su lealtad a la ley y hasta que se toma la protesta correspondiente es cuando se conoce la dimensión exacta que tiene quien llega a una responsabilidad de poder. Por ello la elección del sucesor se convierte en un verdadero laberinto por que no se sabe a ciencia cierta a quien entregarle el bastón de mando. Ya que como decía un expresidente de México, el poder en este país no lo gana nadie, se hereda. Narciso Agúndez debe estar cavilando seriamente esta situación y la razón es más profunda y de fondo, es ante todo histórica. Porque el juicio de la historia también marca a los hombres que han sido gobernadores. Y en este estado, la historia ya emitió su juicio hace apenas 4 décadas cuando los sudcalifornianos levantaron la bandera para tener un gobernador nativo y con arraigo. En su momento, Hugo Cervantes del Río leyó con la sensibilidad que le caracterizaba esta demanda popular y abrió la ocasión ante el presidente Luís Echeverría para que un nativo como Félix Agramont Cota fuera el primer gobernante sudcaliforniano. No era su candidato, es más, se conocían de apenas un saludo, pero Agramont cumplía el requisito de ser nativo y había que darle respuesta a ese reclamo. El juicio de la historia es favorable para ambos y los sudcalifornianos lograron una lucha que hasta hoy marca un código de honor que no ha sido roto. ¿Tomará en cuenta estos hechos de la historia el gobernador Narciso Agúndez? ¿O será el primer gobernante en promover y elegir un candidato en su partido ajeno a los sudcalifornianos? En él y sólo en él, está la solución al dilema. Tiene por lo pronto dos alternativas ante sí: Marcos Covarrubias el candidato más sólido al que apoyan la mayoría de los perredistas y no perredistas sudcalifornianos. O Luis Armando Díaz el candidato que apoyan los interés a su alrededor.
Los enroques y las frágiles lealtades
Por lo pronto, los cambios y enroques de fin de sexenio están diseñados para cubrir y proteger a quien parece ser el precandidato oficial y representante del grupo Los Cabos. Y llevan una sola intención ya que son ante todo: un amarre de filas y el pago en especie para que aquellos que tienen el signo del rompimiento con todo aquello que huela o suene cercano a Leonel Cota Montaño. Lo mismo Alfredo Porras que Rogelio Martínez que se incorporan ahora al gabinete agundista, como Victor Guluarte y Rodimiro Amaya a los que se les ofrecieron futuras candidaturas a algún cargo de elección popular, tienen ese mismo distintivo. Pero el objetivo central será impulsar al personaje arribista más oscuro, gris y cuestionado de este sexenio: Luis Armando Díaz. ¿Serán las encuestas las que verdaderamente decidan el PRD? Esto lo vamos a ver muy pronto con las siguientes jugadas y decisiones. De entrada, no terminamos de salir del asombro por que cuando parecía que ya habíamos visto todo en este sexenio, nos enseñan algo más como para no perder la capacidad de sorpresa. Quien lo pensaría que los adversarios de ayer serían los empleados del mañana. Este es el caso de Alfredo Porras Domínguez con su llegada a la Secretaría General de Gobierno. Mire usted lo que es la ambición por el poder: dijo que quería ser gobernador y terminó siendo director del Cobach. Y le juró amor eterno a su compadre Leonel Cota Montaño y ahora será el encargado de frenar su intención de que sea Leonel el que nombre o influya en la elección del candidato perredista a gobernador de la entidad. Pobre Porras, no sabe que va dejando en el camino el escaso prestigio personal que tenía. Pero como todo buen político sin más límite para perder el decoro, lo mismo cambia de piel que de lealtades. A ver cuanto le dura su lealtad con Narciso.
Narciso y su historia…
Cuando el gobernador Narciso Agúndez quiso ser candidato a gobernador empezó a ganarse la simpatía y la confianza de su principal impulsor y padrino Leonel Cota. Hizo todo tipo de actos y maniobras para convencer al entonces gobernador del estado, que por trabajo como alcalde y por su condición familiar, él era no sólo un cabeño distinguido, sino también un sudcaliforniano nativo que representaba la opción más confiable para la continuidad del proyecto. En este proceso, fueron sus alfiles incondicionales de la tarea los hermanos incómodos de aquel sexenio: Don Juventino y Doña Rosa Delia. Pobres ilusos. Todavía no iniciaba el primer tramo del gobierno cuando se dieron cuenta que no habría lealtad mayor al proyecto de 18 años que Leonel había anunciado para el clan Cota Montaño. A medio sexenio y en cuanto la estrella de Leonel comenzó a apagarse, supieron los verdaderos alcances del sucesor que habían designado. No sólo le mandó un claro mensaje a quien era la cabeza familiar de que ahora mandaba otro en el estado, sino que congeló al otrora poderoso asesor. Y se inició una verdadera guerra con la recién electa alcaldesa de La Paz. A partir de entonces nada ha sido igual entre Narciso y Leonel. Para colmo de los males, en los últimos meses, los Cota Montaño recibieron el mensaje claro de que las posibilidades de Rosa Delia para ser la sucesora del primo, estaban canceladas. El argumento dado fue que no prendía su candidatura y que no figuraba en las encuestas estatales. En el fondo, se estaba tejiendo algo más fino: armar una candidatura de unidad con algún miembro del grupo Los Cabos a la cabeza. El proyecto inicialmente tenía como beneficiario a Nabor García (qepd) pero los cercanos a Narciso comenzaron a trabajar la candidatura de quien fue su sucesor en la alcaldía cabeña. La razón fue muy simple: nadie como Luis Armando para arreglar lo deshecho y para tapar lo ocultable. Había ya dado muestras palpables de ello y nada mejor que otro hermano, para ser nuevamente la mejor garantía del nuevo precandidato. Antonio Agúndez pasó a ser de funcionario menor del ayuntamiento cabeño al verdadero protector y aval para que Luís Armando Díaz sea convierta en el candidato a gobernador de su hermano Narciso. El pago por esta tarea, sí adivinó usted, una alcaldía pero ahora la productiva presidencia Municipal de Los Cabos.
Salvo que desde luego, en un acto de congruencia y sensatez Narciso Agúndez decida apoyar a quien puede ser su mejor proyecto persona que es el joven Covarrubias. Y le voy a explicar porqué: Marcos Covarrubias ha sido el presidente de los agricultores de la Asociación Agricola quien se la jugó y apoyo a Narciso en su lucha contra Rodimiro Amaya para que ganará la gubernatura. Fue además el Alcalde que más obras inauguró con la presencia de Narciso como gobernador y el que mejor resultados le dio a pesar de las limitaciones económicas que ha tenido de siempre el ayuntamiento de Comondú. Y Ahora al impulsarlo como candidato a diputado federal fue el que le levantó y salvó la elección intermedia y el que más votos cosechó como apoyo de su gobierno y es ahora el legislador, que más beneficios le ha dado en la gestión de recursos federales. Si Narciso quiere ser un gobernador que trascienda más allá de su tiempo, no debe equivocarse en su decisión y quizás lo más importante no debe agraviar a una sociedad que le ha dado todo y deberá recordar que el pueblo da, pero también el pueblo quita.
2 comentarios:
vaya vaya vaya raul zavala hasta que escribiste como un verdadero periodista....ya era hora
Perdoname pero no.
Narciso no eligio a su sucesor...esos tiempos ya acabaron. Ahora tal es la miseria y la competividad entre partidos, que ni ellos mismos saben cual sera el proximo gobernante.
Narciso hizo el trabajo lo mejor que pudo en su estilo y la verdad que impulso ejemplarmente a las pequenas comunidades y rancherias, arreglo caminos e hizo obras publicas como nunca antes...y viajo a las rancherias.
Olvidate de Leonel y del Peje, esos ya terminaron su actuacion politica. Su hermaa ya no es alcaldeza. Ellos estan retirados y con dinero...nosotros somos los que necesitamos seguir trabajando.
Ya cuando renuncian a su partido forman nuevas alianzas...son signos de desquebrajamiento ideologico y moral.
Ivan
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