Cuentan que cuando un ranchero le propuso a LAD comprar un caballo “pura sangre” dijo que prefiere uno de carne y hueso. El experto en equinos, le dicen.
Por su tamaño, más que caballo en el arrancadero por la gubernatura, LAD tiene fachada de jockey (jinete, corredor, en los hipódromos).
Pero lo peor que se dice de Luis Armando es que, cuando el gobernador lo invita a una gira, se lo echa en la bolsa de la camisa.
En el sur, cuentan que Gordibaldo Romero se inscribió en el programa del IMSS de pérdida de peso, porque quiere ser diputado. Y como les dan dieta...
En franco revanchismo político, Pené Núñez le quito la firma al Tony Agúndez. Ya no firma ni sus propios cheques. Y ahora, a esperar la jauría.
A falta de perros, nuestra amada alcaldesa va a tener que llevar a la perrera, coyotes salvajes y gatos monteses.
Si Diego Fernández de Cevallos opina que la alianza PRD-PAN, “es una porquería” imagine el lector lo que opinan el resto de los mexicanos.
Y es que, como decíamos ayer, juntar al PRD y al PAN es como casar al Lobo con la Caperucita Roja o juntar al Coyote con el Correcaminos.
Como nadie le habla, Leonel se fue al rancho La Misión y les endilga sesudos y largos discursos a sus caballos. Ya los tiene hartos.
Por su tamaño, más que caballo en el arrancadero por la gubernatura, LAD tiene fachada de jockey (jinete, corredor, en los hipódromos).
Pero lo peor que se dice de Luis Armando es que, cuando el gobernador lo invita a una gira, se lo echa en la bolsa de la camisa.
En el sur, cuentan que Gordibaldo Romero se inscribió en el programa del IMSS de pérdida de peso, porque quiere ser diputado. Y como les dan dieta...
En franco revanchismo político, Pené Núñez le quito la firma al Tony Agúndez. Ya no firma ni sus propios cheques. Y ahora, a esperar la jauría.
A falta de perros, nuestra amada alcaldesa va a tener que llevar a la perrera, coyotes salvajes y gatos monteses.
Si Diego Fernández de Cevallos opina que la alianza PRD-PAN, “es una porquería” imagine el lector lo que opinan el resto de los mexicanos.
Y es que, como decíamos ayer, juntar al PRD y al PAN es como casar al Lobo con la Caperucita Roja o juntar al Coyote con el Correcaminos.
Como nadie le habla, Leonel se fue al rancho La Misión y les endilga sesudos y largos discursos a sus caballos. Ya los tiene hartos.
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