El coro se oyó en la explanada del palacio de gobierno, a todo pulmón, entre los profesores… “auxilio, socorro, Omar se roba mis ahorros”.
Cuando Guillermo Aguilar daba a conocer los acuerdos a que llego con el gobernador, surgió una voz que dijo: “y Omar, apá”.
Las avispas magisteriales estaban enojadas. Gritaban, furiosas, que les devolvieran sus ahorros. El gobernador se enojo pero tuvo que comprometerse.
Memo me mima junto una poquita más gente que Esteban (dido) Ojeda. No mucha. Si acaso unos mil profesores más. Ojeda cuando mucho junta 80.
Al fin, gracias a Dios, terminaron las campañas. Ya no mas discursos. No más mentiras. No más pleitos. No más desgreñados y desgreñadas.
Se acabaron los agarres de lavadero en los programas radiofónicos, durante los debates, que más bien parecían lucha libre en el lodo.
Ya no escucharemos el cinismo del Puchas, sus ofertas fantásticas y mentirosas, ni las “denuncias” de Víctor Guluarte que ya olvido que fue perredista.
Y no, precisamente, de los mejores. Ya no oiremos los lamentos de Domingo Valentín que de todo se queja como La Llorona.
Se acabaron las campañas y nunca conocí, ni en fotografía a Jisela Páez ni a Omar López. Son, aunque no lo crean, candidatos a diputados federal. No me pregunte más.
Cuando Guillermo Aguilar daba a conocer los acuerdos a que llego con el gobernador, surgió una voz que dijo: “y Omar, apá”.
Las avispas magisteriales estaban enojadas. Gritaban, furiosas, que les devolvieran sus ahorros. El gobernador se enojo pero tuvo que comprometerse.
Memo me mima junto una poquita más gente que Esteban (dido) Ojeda. No mucha. Si acaso unos mil profesores más. Ojeda cuando mucho junta 80.
Al fin, gracias a Dios, terminaron las campañas. Ya no mas discursos. No más mentiras. No más pleitos. No más desgreñados y desgreñadas.
Se acabaron los agarres de lavadero en los programas radiofónicos, durante los debates, que más bien parecían lucha libre en el lodo.
Ya no escucharemos el cinismo del Puchas, sus ofertas fantásticas y mentirosas, ni las “denuncias” de Víctor Guluarte que ya olvido que fue perredista.
Y no, precisamente, de los mejores. Ya no oiremos los lamentos de Domingo Valentín que de todo se queja como La Llorona.
Se acabaron las campañas y nunca conocí, ni en fotografía a Jisela Páez ni a Omar López. Son, aunque no lo crean, candidatos a diputados federal. No me pregunte más.
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