21 oct 2008

Blanco y Negro

Muy lamentable la muerte de Nabor García, pero como que el gobernador y su pandilla exageraron un poco al rendirle honores de héroe de guerra.

Ya quisieran Ildefonso Green, Manuel C. Pineda y otros auténticos héroes, recibir de Narciso un homenaje como el que le hizo a Nabor.

Lo curioso es que Agúndez y Leonel nunca reconocieron a Armando Trasviña Taylor, el padre de la Carta Magna sudcaliforniana. Tampoco reconocieron a Alberto Alvarado.

Jesús Castro Agúndez, Rosaura Zapata y otros personajes sudcas de la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres no tuvieron la fortuna de conocer a Narciso.

Por lo tanto, no merecen ni siquiera que se limpie y se cuide el espacio que ocupan en la Unidad Castro Agúndez. Ninguno fue titular de Finanzas.

A lo mejor si hubieran nacido en Puebla, Veracruz, Ensenada o en el Distrito Federal, recibirían el homenaje del gobierno estatal, lastima, margarito.

A Narciso no le gustan los sudcalifornianos. Odia, en cambio, todo lo que sea originario de esta tierra a la que desgobierna. Le gustan más los extraños.

Y si son extranjeros, mejor. El mejor ejemplo es Luis Armando Díaz cuyo origen real se ignora pero se supone que es salvadoreño, mira, pues.

Ojala no se le ocurra cambiarle el nombre a la entidad y ponerle el de su socio y amigo, Nabor García, que en paz descanse.

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